La muerte de Jesús,
¿fue una muerte por expiación?
¿Y salva de una condenación eterna?

El Teólogo N°25, actualizado en 7.8.2022
 


 

 

Pregunta:
 

Por casualidad encontré su página teologo.htm, donde leí algunos de sus artículos, y en general los encontré muy interesantes. En el artículo “¿Quién sigue a Lutero, y quién sigue a Cristo?”, entre otras cosas encontré el siguiente párrafo: “No existe una condenación eterna. Tarde o temprano cada persona o alma, con la ayuda de Cristo, puede salir de la “perdición” creada por él mismo”. Esto irrita un poco. Su evidente objetivo consiste en la verdad de las expresiones bíblicas. Usted trata de apuntalar éstas, desenmascarando algunas falsificaciones eclesiales. A pesar de que muchas de sus afirmaciones parecen tener sentido, la cita arriba mencionada no puede ser cierta, ya que para esto no existe ningún apoyo bíblico – por lo menos hasta donde yo sé. Todo lo contrario, en muchas partes se aclara, sin duda alguna, de que existe un “demasiado tarde”. Si el hombre no acepta el “regalo”, que Jesucristo nos ofrece, entonces estará perdido – esto aparece varias veces –, y también se encuentra en las diversas traducciones. Por lo tanto, aquí no se trata de un error de traducción o algo parecido. Si no existe una condenación eterna, explíqueme por favor, ¿entonces para que vino Jesús y se convirtió en el Cristo? Según mi opinión, esto habría sido totalmente innecesario. Jesús nunca hubiera tenido que haber sido clavado en la cruz, nunca habría tenido que morir, para cargar nuestra culpa.
Explíqueme esto por favor. T.G.


 

Respuesta:


La enseñanza de la muerte expiatoria de Jesús


A lo que usted se refiere es a la enseñanza de una supuesta muerte expiatoria de Jesús en representación de la humanidad. Esta enseñanza viene del antiguo judaísmo, respectivamente del paganismo, y presupone a un Dios iracundo, al cual sólo se le puede aplacar mediante sacrificios humanos o animales, como usted lo puede leer en El Teólogo Nº 37.

Jesús, en cambio, enseña un Padre amoroso, que no quiere ni necesita de actos externos de sacrificios, sino que aboga por la confianza de las personas, e incluso sigue a éstas cuando ya parecen estar “perdidas” (Por ejemplo, la “parábola del hijo pródigo”). Ahora la Iglesia – a partir de las Epístolas a los Hebreos del Nuevo Testamento – ha despertado nuevamente la idea pagana del Dios iracundo, la que a su vez la importaron los israelitas del antiguo Egipto. Y ahora se ha variado esto, que en vez de los hasta ahora crueles sacrificios de animales o incluso de personas, fuese Cristo la víctima, implantándose desde ahora la creencia de que este acto de sacrificio necesario y voluntario, ofrecido por Jesús, sería necesario para que uno se salve.


Jesús quería crear un Reino de Paz, y no padecer una muerte expiatoria

 

Jesús no estaba en esta Tierra para ser un cordero expiatorio, para apaciguar a un iracundo Dios, sino crear un Reino de Paz (“Reino de Dios”) entre los hombres. Para esto llamó a los seres humanos a que le siguieran y para esto les enseñó el Dios del amor. Y aquel que afirme esto, tiene en su vida personal la tarea de vivir también según sus Mandamientos. Jesús recién se transformó en victima de los sacerdotes y escribas de la época y de la autoridad romana, cuando fue abandonado por la gente de aquel entonces, a pesar del bien que les había hecho a muchas personas. Así sucedió también con sus seguidores y apóstoles inmediatos. Todo esto se desprende de la lectura de la Biblia.
En el occidente cristiano estamos acostumbrados a ver a la Biblia, y en especial al Nuevo Testamento, con las gafas del antiguo concepto pagano de la muerte expiatoria, porque las instituciones llamadas Iglesias nos lo han enseñado así. De la misma manera, también muchas partes de la Biblia son interpretadas en ese sentido, que originalmente estaban en un contexto totalmente diferente o que también pueden ser entendidas de modo muy diferente. Por razones de tiempo no se lo puedo exponer en detalle, pero sí por lo menos en el ejemplo de algunas conocidas costumbres cristianas.


Jesús igualmente se entregó
 

Así creo que Jesús muchas veces “cargó” con las culpas de sus apóstoles, pero en forma bien práctica y no en el sentido dogmático de un sacrificio expiatorio, por ejemplo, allanando los errores de ellos o poniéndose en forma protectora delante de ellos. Yo considero como correcto, pero en este sentido no dogmático, cuando se dice que Jesús se sacrificó entonces por nosotros. Él abogó por las demás personas hasta las últimas consecuencias y nunca traicionó su misión. Por esto también – dicho en sentido figurado – derramó su sangre por nosotros, ya que él mismo lo podría haber tenido más fácil. Pero en última instancia esta fue la única forma posible para un verdadero mensajero de Dios de llegar a su fin, después que los otros habían fracasado: Éste es el camino de la integridad, a pesar de la tortura y de la condena a muerte, y el camino de la gran soledad. Y se podría – si se quiere – compararlo en este sentido con el “cordero de Dios”, si se entiende al cordero como un animal que es símbolo de la inocencia. Y Jesús, con su vida y su muerte, verificó sus propias palabras, que no hay que temer a aquellos que pueden matar la carne. Y de sus conflictos espirituales hasta su muerte, en especial en el huerto de Getsemaní, también escribe el Nuevo Testamento.


"Salvar" incluso antes de la muerte en la cruz


Si la redención de la humanidad fuese posible sólo después de la muerte expiatoria en representación, entonces Jesús no habría contado la “parábola del hijo prodigo”. O habría agregado que sólo tendría validez después de su muerte como “sacrificio” y resurrección. Pero en cambio habla de un Padre amante y de nuestro regreso a Él, en forma totalmente independiente de su posterior horrible muerte. En ninguna parte Jesús habla de un Dios iracundo, y cuya ira es preciso aplacarla mediante una muerte atroz, para redimir a los hombres. Solamente una vez, en el Evangelio según Marcos, se habla de un “dinero de rescate”, pero en forma totalmente inconexa – probablemente una inserción tardía en el texto eclesiástico –, donde se podría considerar más bien a Satanás que a Dios, si realmente alguna vez se usó esta palabra. Según la divisa: Si Jesús recibe la “oscuridad”, entonces posiblemente otros no serán afectados por ella.


La muerte de Jesús como símbolo para la humanidad

 

Que esta muerte, que no tiene por qué haber sido así, y que en algún momento se atisbaba, esto naturalmente lo sabía Jesús y también hizo algunas alusiones al respecto. Pero que sucedió así no fue la voluntad de Dios, sino el deseo maligno de algunas personas. Ellos lo decidieron (ver Lucas 22, 20-22), y los hechos, en última instancia, también se presentaron así, debido a que otras personas que habían prometido fidelidad a Jesús, fracasaron. Visto así, la vida y la muerte de Jesús es también un símbolo para una humanidad, y de su alejamiento de Dios, ya que ésta se decide por la infidelidad, cobardía y pereza, en vez de seguir a Jesús.


El falso mensaje de la amenaza del infierno eterno


Hasta ahora, a muchas personas se les desanima a fiarse de Cristo, debido el mensaje amenazador de la Iglesia con el supuesto infierno eterno. Y aquí también se puede decir que en la Biblia no existe ninguna enseñanza de la condenación eterna, como lo enseñan las dos grandes Iglesias (la católica y la protestante). Ya que aquí también se leen algunas partes de la Biblia con las gafas de la condenación eterna, a la cual uno se ha acostumbrado debido al dogma eclesial. Pero al ver todo con mayor atención, no hay seguridad e incluso es comprobadamente falso, que en las aparentes aseveraciones bíblicas se trata de una condenación eterna. Para esto El Teólogo redactó un artículo especial, la edición Nº 19; no_condena-eterna.htm, que usted podría leer, y que contienen una gran parte de la respuesta al tema “condenación eterna”. Sin embargo, cada persona alguna vez deberá cosechar lo que ha sembrado, si lo que ha hecho no se resuelve a tiempo y es reparado (ver reencarnacion.htm).
 

 

"Mi Misión como Jesús de Nazaret"

(El Evangelio de Jesús. La manifestación de Cristo que ya conocen. Los verdaderos cristianos en todo el mundo. Ésta es Mi Palabra – Alfa y Omega, Vida Universal)

"Mi misión como Jesús de Nazaret, el Cristo de Dios, era introducir el destello redentor en las almas de los hombres. Mis sufrimientos y la muerte física fueron la señal de la intransigencia de los hombres. Si los hijos e hijas de Dios de la estirpe de David se hubiesen dejado llamar por Juan y también por Mí, siguiendo fielmente al Cristo en Jesús, otros hijos e hijas de Dios de otras estirpes se habrían incorporado, para seguirme fielmente. De ello habría resultado un pueblo, que habría podido ser conscientemente el pueblo de David para el Reino de Paz de Jesucristo. Dado que la estirpe de David, que tiene la misión de la Redención, permaneció en el pecado, Me envolví con una parte de su culpa, así como con partes de la culpa de algunas de otras estirpes. Por eso pude ser prendido; y así comenzó el sufrimiento. Si la estirpe de David no hubiese permanecido en el pecado, Yo habría traído igualmente el destello redentor a todos los hombres y almas; pero no habría tenido que padecer el sufrimiento y la muerte física en la cruz. Así que padecí por los hijos e hijas de los hombres, porque no llegaron a ser conscientemente hijos e hijas de Dios, al no cumplir la voluntad de Dios. Si la estirpe de David me hubiese respaldado, todo lo sucedido habría tomado otro curso. Y si el pueblo judío entero – incluidos sus escribas y fariseos – hubiese aceptado y acogido al Hijo de Dios, cumpliendo la ley de Dios, la Fuerza parcial habría permanecido en la Fuerza primaria; pues quien cumple la ley eterna no necesita apoyo alguno".
 


 

El texto se puede citar como sigue:

Revista “Der Theologe”, editor Dieter Potzel, edición Nº 19 a: La muerte de Jesús, ¿fue una muerte por expiación? ¿Y salva de una eterna condenación? Citado según theologe.de/muerte-de-jesus.htm, edición del 7.8.2022

 

 


 


 

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