La doctrina de la predestinación.
Nunca se inventó a un dios más cruel que aquí

El Teólogo N°49, actualizado en 7.8.2022 
 


 

Contemporáneos que han aprendido a usar su entendimiento, podrían pensar que la doctrina eclesiástica sobre un infierno, respectivamente la condenación sin fin para una persona, sería lo peor que jamás haya ideado el ser humano, para aquel que piensa sí el pecado y el terror son mayores y más poderosos que el amor de Dios, y cree en una creación dividida por toda la eternidad, lo que corresponde al plan del "adversario" de Dios. Pero aún existe una mayor crueldad que dice, "Dios" habría predestinado al individuo a esto. Esto está contenido en la doctrina de la Iglesia sobre la predestinación, que vamos a exponer a continuación de la mano de las fuentes originales. Las fuentes no son completas y este tema en cualquier momento puede ser ampliado. Estas contienen las declaraciones centrales y esenciales de la Iglesia referente a este tema.

La base para la enseñanza de la Iglesia sobre la predestinación es una doctrina de la eterna gloria para un grupo de personas, y una supuesta eterna condena para el otro grupo de personas hasta el fin de los tiempos; o sea el cielo o el infierno, y esto aparentemente de forma invariable para toda la eternidad. Este precepto de un infierno eterno no tiene nada que ver con el Dios creador y Jesús, y tampoco se puede compatibilizar con el testimonio de la Biblia, como lo hemos expuesto detalladamente en el Teólogo N° 19 – No existe una condena eterna – tampoco en la Biblia. Quienes primeramente se quieran dedicar sobre esta premisa de la doctrina eclesiástica de la predestinación, primero deberían leer esta edición del Teólogo. Pero aquel que sólo quiera saber en qué parte de la obra de la enseñanza de la Iglesia están establecidas las declaraciones de una supuesta condenación, éste se halla referido al comienzo de aquella edición del Teólogo, donde se citan fuentes de textos esenciales.
 


 

¿Dos tipos de predestinaciones?

No existe una diferencia esencial entre "previsión" y "predestinación": Ambos con las mismas consecuencias

Pablo (1er siglo)

Agustín (siglo 4/5)

La Iglesia católica-romana

Martin Lutero

Teólogos evangélicos-luteranos (siglo 20) sobre su fundador Martin Lutero

Juan Calvino

Confesiones de fe evangélico-luterana

Confesiones de fe de la Iglesia evangélica-reformada

 


 

¿Dos tipos de predestinaciones?
Sobre la doctrina de la predestinación, la teología eclesiástica hace diferencia entre dos posibilidades de pensar.
N°1: Una supuesta predestinación = predeterminación de los "elegidos" para la salvación, en combinación con una previsión (praescientia) divina, donde los demás se pierden por toda la eternidad.
Y N°2: La llamada "predestinación doble" (praedestinatio gemina), de una presunta predeterminación de Dios, tanto para un cielo eterno, como también para un aparente infierno eterno.
Esto último lo enseñaron los padres fundadores Martín Lutero y Juan Calvino, igual que la Iglesia evangélica reformada basada en Juan Calvino y Ulrico Zwinglio y seguidores especialmente en Suiza, los Países Bajos y los EEUU. La primera lo enseñan las Iglesias católica-romana y la Iglesia evangélica-luterana. ¿Pero estas dos diferentes clases de doctrinas de la predestinación, no son acaso lo mismo?
 

No existe una diferencia esencial entre "previsión" y "predestinación": Ambas tienen las mismas consecuencias.
A primera vista, muchos pueden tener la impresión de que la enseñanza de la Iglesia católica-romana y de la Iglesia evangélica-luterana, no son tan terribles como la doctrina de la Iglesia evangélica-reformada y lo que predicaron Martín Lutero y Juan Calvino. Pues donde los católicos y los luteranos modernos, oficialmente niegan que el dios de la Iglesia predestina a cualquier persona a una eterna condenación. Pero sobre la historia de los dogmas, la solapada diferencia entre los dos conceptos de enseñanzas teológicas, desde el punto de vista de las víctimas, no tiene ninguna importancia, pues para la supuesta víctima eclesiástica eternamente condenada, no tiene ninguna importancia si este dios de la Iglesia haya predestinado o "sólo" previsto su  condenación eterna. Puesto que un infierno eterno, es un infierno eterno. Si esto fuera cierto, daría lo mismo si uno fue "predestinado" o sólo "previsto", si es que se llegara allí. 

Una comparación: ¿Cómo se le explicaría a una persona que fue asesinada, que sólo fué matada? Desde el punto de vista de la víctima, muerto es muerto, no importa si un juez terrenal considera el crimen como un "homicidio simple" o como un "asesinato". De todas formas la víctima no vuelve a vivir, tanto si fue  asesinada, o sólo matada. ¿Y qué beneficio tendría en el más allá, si allí se le dijera que no fue asesinada, sino sólo matada?

Si la Iglesia católica-romana y la Iglesia evangélica-luterana enseñan que su  doctrina de la predestinación es algo positivo, a ser, la elección en última instancia de personas "salvadas" por Cristo, para la gloria eterna, o algo parecido, sobre lo cual se escribieron innumerables libros, entonces esto es sólo una manipulación de las personas. Pues si el dios de las Iglesias según esto,  predestina = elige, a determinadas personas a la "gloria eterna", entonces esto significa automáticamente que él no predestinó, o eligió, expresamente a los otros. Y esto según la enseñanza eclesiástica significa automáticamente "infierno eterno". Complementando que según la doctrina católica y evangélica, todos los "salvados" fueron determinados previamente por "Dios". De esta forma en el "cielo" eclesiástico, por un lado no existen los predestinados y por otro lado los demás que no fueron previamente elegidos, pero que igualmente lo lograron. Sino que todos los que están "salvados" fueron elegidos sin excepción y el terrible destino de todos los condenados eternamente, habrían sido previstos todos por "Dios"

Mientras que el dios de las Iglesias, de acuerdo según la doctrina de la predestinación, pre-determina a los "salvados" para la gloria y que destina a los no elegidos automáticamente a la eterna condenación. Esta situación no cambia nada, cuando la teología eclesiástica amaña este hecho con el concepto "previsión" (praescientia), y con esto exonerar aparentemente la imagen de su dios. Un "Dios" que crea a una ser humano nuevo, y que ya en el proceso de creación prevé este horrible e interminable destino eterno, debería hacer pensar a cada ser humano, que tenga un mínimo de ética y moral, debería prohibirle de inmediato la creación, para que no se produzcan mayores males. Y aquí, según la enseñanza de la Iglesia se trata de lactantes, o sea de bebés, que acaban de nacer. En realidad no existe ninguna doctrina sobre la predestinación "hacia la salvación", como se afirma en el catolicismo y en el luteranismo, sino cada forma de le enseñanza de la predestinación es una "predestinación doble", a la "gloria" o al "infierno". Visto de esta manera, Martín Lutero, Juan Calvino y la Iglesia evangélica-reformada, son un poco menos hipócritas, mientras que los demás se esconden detrás de la retórica verbal de una supuesta "sola-previsión".

A continuación exponemos algunas  fuentes, de citas de la literatura. La lista como se dijo, no es completa y puede ser ampliada en cualquier momento. Pero ya contienen todo lo esencial. Hemos hecho la experiencia de que para muchas personas ya es válido: Pero si fuera necesario un motivo para salirse de la Iglesia, y darle  la espalda definitivamente al "Dios" de las Iglesias, que no es más que una alucinación de los teólogos, entonces sería la doctrina de la predestinación, que no tiene nada que ver con Jesús, Cristo, y el Dios creador. ¡Pero lea usted!
 

Pablo (Siglo 1)
Pablo en la carta a los Romanos: "Como está escrito: ´A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.` ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés dice: ´Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.` Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia … De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. Pero me dirás: ´¿Por qué, pues, inculpa?¿quién ha resistido a su voluntad?` Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción … ¿Qué, pues, diremos? ... que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación … Esta es la palabra de fe que predicamos … ¡Oh profundidad … la ciencia de Dios ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!" (Romanos, capítulos 9-11)
 

Agustín (Siglo 4/5)
El "santo" católico y padre de la Iglesia Agustín, es considerado como el verdadero promotor de la doctrina de la predestinación. El también fue maestro para el monje agustino Martín Lutero. Agustín ha representado una evidente "doble" enseñanza de la predestinación. Para esto llegó a afirmar, que pocas personas predestinadas por Dios, ya antes de la creación del mundo (!), fueron nombradas para la eterna salvación y el resto para la eterna condenación. Dios habría sido un monstruo tan terrible, que habría llamado a la vida a una creación, donde desde el comienzo habría estado claro, que esto iba a terminar mayoritariamente y por toda la eternidad, un interminable sufrimiento  para la mayoría de la humanidad …
En el diccionario Theologische Realenzyklopädie, Tomo 27 (Editor Robert Balz, Gerhard Krause, Gerhard Müller, Berlin. New York 1997), sobre la doctrina de la predestinación de Agustín, dice lo siguiente:
Agustín encontró "en relación al concepto, que ya el comienzo de la fe, es un don de Dios y que esta dádiva debe ser libre, ya que algo obtenido por merecimiento, no sería una gracia 
(De praedestinatio sanctorum 3, 2; 6, 2). En un acto de gracia, Dios ha decidido que determinadas personas han de ser redimidas (ibídem 11, 6). Esta elección por gracia, es predestinación. La gracia es dádiva, para la cual dispone la predestinación (ibídem 19, 10) … La elección por gracia tiene su lugar en la previsión de Dios (ibídem 32, 16). Él toma su predestinación para la salvación, pero no para la perdición, ya que esto lo convertiría en el creador del mal. Nadie puede saber si fue predestinado, y por esto tampoco nadie puede estar seguro de su salvación. En contraposición a los previstos para la gloria celestial, se encuentran aquellos que no fueron predestinados, y de esta manera  son ciudadanos del infierno eterno". (De civitate Dei, X)
 

 

La Iglesia católica-romana

La Iglesia católica-romana enseña: … "El bueno y justo Dios … eligió de esta masa de perdición, de acuerdo a su conocimiento previo, a quienes predeterminó la vida, por gracia [Romanos 8, 29…; Efesios 1, 11], y los determinó previamente para la vida eterna. De los restantes sin embargo, que dejó según su designio de justicia en la masa de la perdición, de antemano sabía que se iban a perder, pero no predeterminó que debían sucumbir, pero para estos determinó el eterno castigo antes, porque es justo, Y por esto hablamos solamente de una predestinación de Dios, que se extiende al don de la gracia o a la represalia de la justicia" [Traducción libre, el traductor].
(Sínodo de Quiercy, mayo 853, citado según Denzinger-Hünermann,
Kompendium der Glaubensbekenntnisse und kirchlichen Lehrentscheidungen, edición 42, Friburgo 2009, N° 621)


Martín Lutero (Siglo 16)

Martín Lutero se expresó ante todo sobre la predestinación en su escrito De servo arbitrio [= La libertad esclava]
Fuente: Ediciones de los escritos de Lutero de Weimar WA 18: "Porque, mientras que esté persuadido de que él puede hacer algo, un poquito, por su salvación, confía en sí mismo y no desespera absolutamente de sí mismo y, por tanto, no se humilla ante Dios, sino que presume o espera o que al menos sea un lugar, un tiempo, una obra con la que llegar a la salvación. Ahora bien, quien no duda que todo depende de la voluntad de Dios, éste desespera de sí mismo, no elige nada, sino que espera que Dios obre; éste está próximo a la gracia para ser salvado."
[Fuente: sabiduriacristiana.com.ar]

"Así pues, para que exista la fe es necesario que aquellas cosas que se creen permanezcan escondidas. Ahora bien, nada se esconde más lejos que cuando se encubre bajo un objeto contrario, un sentido contrario, una experiencia contraria. Así Dios mientras vivifica, lo hace matando: Mientras justifica lo lleva a cabo haciendo reos: mientras conduce al cielo, lo hace llevando al infierno, como dice la escritura:  'El Señor da muerte y da vida; Hace bajar al Seol y hace subir' (1 Samuel 2, 6) Quienes leyeron nuestros escritos conocen esto de sobra. Así (Dios) esconde bajo eterna ira su clemencia y misericordia eterna; bajo la iniquidad, la Justicia. Este es el sumo grado de la fe: creer que es clemente Aquel que salva a tan pocos y condena a tantos; creer que es justo Aquel que con su voluntad nos hace necesariamente condenables de tal forma que parece, como dice Erasmo [de Rotterdam], que se deleita con los tormentos de los miserables y que es más digno de odio que de amor. Pues si yo pudiese comprender con alguna razón cómo Dios, que muestra tanta ira e iniquidad, es justo y misericordioso, no tendría ninguna necesidad de la fe." (Martín Lutero, De servo arbitrio, De la libertad esclava, edición de Weimar N°. 18. pág. 633)
[Fuente: sabiduriacristiana.com.ar]

"De esta manera, la voluntad humana está situada en medio de ambos, igual que una cabalgadura, si Dios la está montando, quiere y va donde Dios quiere, … Si Satanás la monta, quiere y va donde Satanás quiere. Y él no tiene la libertad de decisión, de ir hacia su jinete o buscarlo, en cambio los jinetes pugnan por sujetarlo y poseerlo" (Martín Lutero, de la libertad esclava, edición de Weimar WA 18, pág. 635).

"Muchas cosas hace Dios, que no muestra mediante su palabra. Muchas cosas también quiere, que no muestra por su palabra, y que es su voluntad. Así no quiere la muerte del pecador, según la palabra 1 Timoteo 2, 4, pero él lo quiere según su inescrutable voluntad. Pero nosotros hemos de mirar su palabra y dejar aquella insondable voluntad … Es suficiente saber, que en Dios hay una voluntad inescrutable. Pero lo que esta voluntad, por qué y cómo lo quiere, no ha de preguntarse, desear investigar, preocuparse por ello o tocar, sino sólo temer y adorar … Pero por qué aquella majestad no nos quita esta culpa de nuestra voluntad o lo transforma con todos, ya que no está en la voluntad del hombre, o por qué se le imputa, a pesar de que el hombre no puede ser libre de esto, esto no se debe preguntar, y si haces muchas peguntas, nunca lo sabrás, como lo dice Pablo en romanos 9, 20: '
¿Quién eres tú, para que discutas con Dios?'" (Martín Lutero, edición de Weimar 16, pág. 685) [Libre traducción del traductor]

 

Los comisionados evangélicos luteranos para las sectas, Werner Thiede y Wolfgang Behnk, sobre su padre fundador Martín Lutero.

Los expertos entre los teólogos para la interpretación de los textos de Lutero De servo arbitrio, es el "comisionado para sectas" y consejero eclesiástico, el Dr. Wolfgang Behnk, con este tema obtuvo el grado de doctor en teología. Por esto algunas citas de este escrito con el título Contra Liberum Arbitrium Pro Gratia Dei, que fue ampliamente comentado en ¿Quién sigue a Lutero, y quién sigue a Cristo? El Dr. Behnk también aquí es "guardián" de la doctrina evangélica-luterana pura, contra los cambios "sectarios". Aún cuando critica un poco a Martín Lutero, en el sentido de las "Confesiones de fe evangélicas-luteranas", considera las enseñanzas de él como "vinculantes" (pág. 397). Además también ya mencionamos al comienzo, que la diferencia entre la doctrina de la predestinación de Martín Lutero y la aparente amortiguación de las confesiones de fe evangélica-luterana, a la larga carecen de significancia.

Problemática sería la suposición de Martín Lutero. "… que una parte de la humanidad definitivamente no será salvada – personas que no apostatan de Dios por libre voluntad, sino que fueron predestinados por Dios a la eterna condenación … En consecuencia supone, que en la vida antes de la muerte se muestra en una persona, la credulidad o la incredulidad, si por decirlo así, irá al cielo o al infierno después de su muerte. En este sentido formula: El que cree en Cristo, tiene la vida, el que no, está condenado. El veredicto ya está dado. (Edición de Weimar 41, 430, 1-3)" (Werner Thiede, Auferstehungshoffnung [La esperanza de la resuirección] según Martín Lutero, Textos EZW (= Central evangélica para la cosmovisión, Impulse Nr. 34, Stuttgart 1992, pág. 19)) [Libre traducción del traductor]

"… La voluntad del hombre, no tiene ningún poder sobre su propia terquedad, si no está expuesto a la voluntad de Dios que lo hace obstinado – aunque voluntarioso y responsable. ¿Con esto acaso no se pone en duda la bondad y la justicia de Dios? Lutero responde a esta pregunta mediante imagen definitivamente negativa. Ya que la voluntad humana no puede desear el bien, sino siempre la maldad. Se le puede comparar con el barro o la tierra sin cultivar, sobre la cual brilla el Sol, a pesar de su "lenitas" (¿suavidad?), así el reformador hace que el barro se endurezca cada vez más y que la tierra sin cultivar se hace cada vez más espinosa" (El teólogo luterano Dr. Wolfgang Behnk en: Contra Liberum Arbitrium Pro Gratia Dei, Frankfurt 1982, pág. 334) [Libre traducción del traductor]

"Frente a esto la predestinación en DAS [El escrito de Lutero "De servo arbitrio" = "La voluntad esclava"], es considerado de tal manera, que la eterna selección o condenación de Dios, del hombre para la gloria o la condena, es válido para toda la eternidad. La pregunta sólo es, si Lutero entiende a la condenación solamente como una asignación de castigo de Dios, y que entiende la precondición del pecado, causado originalmente por el hombre o si la condenación se encuentra alojada en un amplio rechazo, que además abarca aún la predestinación del hombre hacia la maldad, es decir, la causa del pecado implica lo que a su vez está íntimamente relacionado con la cuestión de la culpabilidad" (El teólogo luterano Dr. Wolfgang Behnk en: Contra Liberum Arbitrium Pro Gratia Dei, Frankfurt 1982, pág. 347) [Libre traducción del traductor]

"Evidentemente según Lutero, esta creencia en la elección de Dios en Cristo, también acarrea graves refutaciones. Una de ellas consiste en la dolorosa humillación que se produce por la negación de nuestra libre voluntad; sin embargo, llegamos al camino de una humilatio [humillación] de esta clase, con la certeza de que solamente Dios nos puede salvar. Otra objeción es más grave: Ella consiste en la desesperación, que evidentemente existe en un gran número de personas que no pertenecen a los electi [elegidos]; Lutero lo cuantifica como la cifra de aquellos que no fueron mejorados por el Espíritu Santo, sino que los deja que se pierdan en la incredulidad". (El teólogo luterano Dr. Wolfgang Behnk en: Contra Liberum Arbitrium Pro Gratia Dei, Frankfurt 1982, pág. 353) [Libre traducción del traductor]

"… la recepción de la salvación y de la perdición depende únicamente de, … a que personas él [Dios] quiere que se pierdan y quienes no… Lutero…también especifica, … lo que él [Dios] quiere, la muerte del pecador, del cual no se lamente de ninguna manera, o estar dispuesto a aprobarlo. Y debido a la ya mencionada base, que Dios actúa ´omnia in omnibus` (= todo en todos), también la muerte". (El teólogo luterano Dr. Wolfgang Behnk en: Contra Liberum Arbitrium Pro Gratia Dei, Frankfurt 1982, pág. 362) [Libre traducción del traductor]


Juan Calvino (Siglo 16)

El gran reformador evangélico Juan Calvino (1509-1564) enseña que la predestinación es: "… al eterno decreto de Dios, por el que ha determinado lo que quiere hacer de cada uno de los hombres. Porque El no los crea a todos con la misma condición, sino que ordena a unos para la vida eterna, y a otros para condenación perpetua. Por tanto, según el fin para el cual el hombre es creado, decimos que está predestinado a vida o a muerte." (Juan calvino, Institutio Christianae religionis III, XXI, 5)
Fuente:
www.iglesiareformada.com


Las confesiones de fe de la Iglesia evangélica-luterana (Siglo 16 hasta hoy)
"La eterna elección de Dios empero, el ordenamiento de Dios para la gloria, no pasa especialmente sobre los  píos y los impíos, sino sólo por los hijos de Dios, que fueron elegidos y ordenados para la vida eterna, antes de que se fundara el mundo … La providencia de Dios ve y conoce de antemano la maldad, pero no en la forma que fuese la voluntad clemente de Dios que sucediere; sino lo que la errónea y mala voluntad del diablo y de la humanidad se proponen, harán y desearán, esto lo ve y lo sabe Dios de antemano, y también mantiene su previsión en las malas acciones u obras de su orden, que por Dios le está dado una meta y una medida a la maldad, que Dios no quiere, cuán lejos ha de llegar y cuánto tiempo ha de durar, cuando y como querrá impedirlo y castigarlo … Así como Dios ha ordenado en su consejo, que el Espíritu Santo mediante la palabra llamar, iluminar y enseñar y que todos aquellos acepten a Cristo mediante una fe verdadera, quisiera justificarlos y salvarlos; así también determinó en su consejo que aquellos que son llamados por la palabra, si rechazan la palabra y el Espíritu Santo, que en ellos quiere hacerse fuerte y actuar por la palabra, se resisten y permanecen en ello, querrá endurecerlos, desecharlos y condenarlos …" (Fórmula de la Concordia, Solida Declaratio XI., De la eterna Providencia, 1580, citado según las Confesiones de fe de la Iglesia evangélica-luterana, Göttingen 1980, pág. 1075) [Traducción no oficial, el traductor]


Las confesiones de fe de la Iglesia evangélica-reformada (Siglo 16/17 hasta hoy)

"¿Qué crees de la santa Iglesia cristiana católica [universal]? Que el Hijo de Dios desde el principio hasta el fin del mundo de todo el género humano congrega, guarda y protege para sí por su Espíritu y su palabra en la unidad de la verdadera fe, una comunidad elegida para la vida eterna, de la cual yo soy un miembro vivo y permaneceré para siempre." (Catecismo de Heidelberg 1563, pregunta 54)
Fuente:
www.iglesiareformada.com

En sucesión de Juan Calvino, la Iglesia evangélica-reformada de los países bajos en el sínodo de Dordrecht, decide en el año 1618 y 1619, la supuesta predeterminación de cada persona ya sea para la gloria eterna o el infierno eterno como una "eterna decisión" de Dios. Las doctrinas de Dordrecht (= Five points of Calvinism), son hasta hoy parte  vinculante de la doctrina de fe de todas las Iglesias evangélicas reformadas, también en Suiza y en los EEUU. En el sínodo de Dordrecht también se reconoció al catecismo de Heidelberg de 1653, como confesión de fe central de la Iglesia evangélica-reformada.


 


 

Link:

Editorial Gabriele La Palabra


 

El texto se puede citar como sigue:

Revista "Der Theologe", editor Dieter Potzel, edición Nº 49: La doctrina de la predestinación. Nunca se inventó a und dios más cruel que aquí, citado según www.theologe.de/predestinacion.htm, redacción del 7.8.2022


 

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